miércoles, 10 de noviembre de 2010

Ella está tan tiste,
que carga sus huesos en un maletín de cuero.
Repta los días azules y en su andar los destiñe.
Del alfabeto frondoso, sólo puede pronunciar la hache.
Ha perdido su nombre y niega el mío.
Desatiende las horas; las abandona indiferente.

Ella está tan triste,
que me empuja a retirarme, porque sabe: me intoxica.
Padece el alba y, a veces, llora sangre.
Pero llora hacia sus vísceras y se rasga muda.
Toda su dolencia se ha propagado.
Y no hay nada en mí que le sirva de amuleto.

Está tan triste que,
para hacerla reír,
colecciono chucherías,
plagio historias de duendes,
le hago cosquillas en la nariz.
Entinto sus días,
la lleno de letras
y cargo sus huesos sobre mi cuero.

Pero ella
está tan triste.

2 comentarios:

  1. Cuando ella está tan triste parece que no hay conjuro que valga...
    Qué triste es todo cuando ella está tan triste...

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  2. Hola. Me acuerdo hace algún tiempo cuando publicaste la primera entrada y te dije lo mucho que me gustaba tu manera de escribir. Pasaron los días y me parecía raro que no haya entradas nuevas en el escritorio de bloguer, así que pasé una vuelta y ya tenías varias más. Claro, como la más boluda no te estaba siguiendo pese a que estaba convencida de que sí.
    En fin, leí todas las que me faltaron y refuerzo lo que te había dicho. *Me encanta* cómo escribís. Terminé con un "wow!" (qué pobre es mi diccionario).
    Un placer leerte, un beso! (te agrego a mi lista de blogs :D )

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