miércoles, 3 de noviembre de 2010

Esa chirusa

Debo admitir que me da una enorme vergüenza ser feliz cada vez que ella me habla. Porque en todos estos años de vida, habiendo recorrido el camino terapéutico para encontrar todas esas cosas personales que me hacen feliz, nada me deja tan estática como un trago corto de sus palabras. Un shot de cinco segundos y después, relajar la cabeza, reposar, disfrutar, yacer plena. Una verdadera vergüenza.

Las amistades nunca entienden. Será que yo tampoco, en calidad de amiga, entiendo que mis hermosos allegados se permitan hacer trizas por sus amantes de ocasión. No lo entiendo y no lo permito. Ellos, tan bonitos ¡quién los viera! Yo los veo. Y si alguien no los ve, ¿para qué seguir sacudiendo el árbol emocional si a sus secos amores no se les desprende ni un solo higo? No lo permito. Con ellos no. Pero yo... bueno, ellos no entienden.

Por esos cinco segundos, todo. Mi ser entero, por ese disparo de placer. Y después del gran estruendo, la muerte. Ella se va porque nunca puede quedarse. Y emerge el vacío.
Cuando lo cuento, algunos amigos me miran con cara de pena. Sé que piensan que es una chirusa, que me lastima, que tengo que dejarla. Es lo que me diría yo misma, si estuviera de mi lado, si fuera mi propia mejor amiga.

Esa chirusa tiene el alma de polvo blanco. Pero les juro, amigos, que lo tengo todo controlado. La puedo dejar cuando quiera. No se preocupen. Es que justo ahora, ahorita mismo, no quiero dejarla. Pero cuando quiera, la dejo. Un par de ingestiones más. Al final no es tan mala. Y no le digan chirusa. Son esos cinco segundos. Pero realmente, no se alarmen. Lo tengo todo controlado.

6 comentarios:

  1. "Ella se va porque nunca puede quedarse."

    Qué tristemente conocido.

    ResponderEliminar
  2. S.L.H.: ¡Ni me lo digas! Habrá un campo magnético que impide la permanencia de cierta gente dentro del perímetro de algunos hogares (el mío, por ejemplo).

    ResponderEliminar
  3. Por qué mujer?, por qué? no puedo dejar de leerte, te siento, me identifico.
    Por accidente he llegado aquí y no quiero irme, me siento curada cuando te leo, curada de mis tragedias tan similares a las tuyas.
    Beth!

    ResponderEliminar