lunes, 29 de noviembre de 2010

Dieta

Hago la dieta de la luna.
No la llamo, no le hablo, no le digo una palabra.
Hace una semana; nueve días, para ser exacta.
Régimen estricto de su edulcorada imagen.

Asiduas jornadas restrictivas.
Sólo me alimento de evocaciones.
A veces picoteo comentarios con amigos.
Ellos, a favor de la dieta, no me dejan que la regurgite.
Cambian de tema y levantan la mesa.

Dieta líquida.
La bebo al mediodía, la transpiro de tarde, la lloro de noche.
Pero a ella, ni una palabra.
Nueve días sin una pizca de ella.

Nada más ese desliz, de buscarla en lo prohibido.
Pellizcar furtiva una foto, pensarla a oscuras.
Lamer penosamene lo que queda en el fondo del congelador.

8 comentarios:

  1. Creo que una dieta así puede dejar unas secuelas muy tristes en el corazón y aún bebiendo tus lágrimas como agua santa, no borran el rastro del dolor.
    Un placer leerte, saludos, oswen.

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  2. Me matás, Rota, me matás...
    Tus letras son increíbles!!!
    Un abrazo

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  3. A veces ese tipo de dietas (costosas, penosas, dolorosas...) son necesarias para poder dar vuelta la página. Para avanzar. Para crecer como persona. Para aprender.

    Duele. Pero si tomaste la decisión, por algo fue. Lo importante es acordarte de esa decisión, y aferrarte a eso que buscabas cuando decidiste empezar la dieta.

    Saludos, y fuerza!

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  4. otra más: bueno, al menos no nos sentimos tan solas... siempre hay alguien en algún lugar haciendo dietas...

    Antonio: se hace lo que se puede. uno no quiere hacer muchas cosas pero las circunstancias lo ameritan. y después de so hay que ponerle mucha fuerza para salir adelante.

    Lucre: qué lindo que me leas acá también. te dejo un abrazo! :)

    Una tipa común: gracias, niña. no me puedo quejar de tu participación porque me seguiste desde un principio y me stás haciendo el aguante! gracias en serio!

    FlorLola: sí, estoy en eso... pero cuesta. y se extraña la buena cena. aunque siempre quedaba ese gusto a poco y una sensación de que todo eso no me estaba cayendo bien. entonces cuando se extraña, inmediatamente hay que contrastarlo con las otras emociones. además, la comida, objeto inerte, nunca vien a buscarnos. tenemos que ir nosotros. esa es la ecuación que menos me cierra, que alguien sea inerte, que no active, que se banque mi dieta sin objetar. qué pena.

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  5. guau.
    muy lindas tus palabras.
    me quedé sin nada más q decir.

    esperemos que funcione la dieta, nadie dijo que fuera fácil!
    beso!

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  6. admiro tu disciplina, en mi las dietas nunca funcionan.. :/

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